miércoles, 17 de noviembre de 2010

LA LINEA Y LA CAVERNA

VII. LA LINEA Y LA CAVERNA

Recurriendo a un símil que no tiene esta vez nada de esplendoroso, sino que es de simple geometría lineal, nos invita el Sócrates del dialogo a representado ambos mundos el visible y el inteligible en una línea recta continúa, pero dividida en dos segmentos, así:
A // B
Cada uno de estos segmentos se subdivide a su vez en otros dos, de este modo:
A1 / A2 // B1 / B2
Antes de pasar adelante, advertimos que por comodidad de exposición, y por no creer, además, que la cuestión tenga mayor importancia desde el punto de vista filosófico, hemos delineado por ahora tanto los segmentos principales como secundarios con igual extensión entre si. Platón, no obstante, dice, por los menos en el texto seguido por la mayoría, que son desiguales: pero como no precisa a cuales debería atribuirse una extensión mayor y a cuales una menor se ha trabado sobre esto, entre los scholars, una complicada discusión, de la que diremos algo a su tiempo , pero que por el momento, preferimos omitir , en gracia a la claridad expositiva del símil en sus rasgos fundamentales.
Asimismo creemos conveniente decir que si bien hemos trazado una línea horizontal, igualmente por comodidad expositiva y como suelen hacerlo la mayoría de los interpretes, en realidad se trata de un línea vertical, ya que por ella se representa el asenso de uno a otro mundo, : del sensible al intangible, con el asenso concomitante del alma al pasare de uno a otro tipo de conocimiento en función de los objetos correlativos. Platón en efecto, puntualiza con toda precisión que los cortes entre los diversos segmentos y subsegmentos se hacen en razón de los grados de claridad o de oscuridad relativas de los objetos 1 , y apenas es necesario decir , después de todo lo que ya sabemos , que la mayor claridad reside en los objetos inteligibles, en su mismos por lo menos , si no siempre para nosotros. Por todo esto en suma, se expresa con todo acierto. Nettlesship. En su comentario a la republica, al decir que la línea es en realidad una escala, y una escala de luminosidad 2.
Yendo, pues, de izquierda a derecha de la línea, o de abajo hacia arriba, tenemos que en el segmento de las cosas visibles, la primera subdivisión representa las siembras de kis objetos reales, y en general todas las variedades que da la luz al proyectarse en ellos y en cualquier medio, como lo son, según el texto, las imágenes reflejadas en el agua o sobre la superficies lisas y tersas , capaces de recibir de algún modo, toda la variedad de reflejos.
La segunda subdivisión a su vez, abarca todas las cosas reales , ya sean de la naturaleza, ya del arte y de la técnica , es decir el vegetal, y animal que nos rodea y todos los objetos fabricados por el hombre . bien claro esta por lo tanto que por el hecho de ser los objetos de la primera sección simples reflejos de los de la segunda , todo el segmento de lo visible se refiere en realidad a los mismos objetos, solo que en distintos grados de consistencia o claridad.
Poseemos el segmento de lo inteligible, cuya división tendrá que hacerse igualmente con arreglo a los grado de oscuridad o claridad de sus objetos; solo que estas expresiones no son aquí de tan fácil intelección con en la región de lo visible, pues se trata de otra luz , antológica esta vez , es decir del ser mismo. Por esto se cuida platón de precisar con todo rigor se pensamiento. Una vez que ha pasado de la literalidad a la metáfora , y así nos dice que en la primera sección de lo inteligible, el entendimiento se sirve, como de imágenes, de a aquello mismo que, en la segunda sección de lo sensible , era verdadera realidad, y que lo hace así con el designio de apoyarse en esas imágenes o “ hipótesis” ( es decir “ posiciones de base” ) para elevarse a nociones que son ya del orden inteligible, pero que al no poder desligarse del todo del dato sensible, no constituyen un principio que pueda en verdad llamarse “ anhipotetico”, esto es desligado de toda base sensorial.
El tipo de conocimiento que tiene aquí Platón en mente,- y lo dice así con toda claridad-, es el conocimiento matemático. Los geometrías , en efecto , tienen que partir de hipótesis, de figuras visibles dadas en la intuición sensorial, y aun cuando sus tesis ya no son sobre ellas, sino sobre el cuadrado en si” o la “diagonal en si” que no pueden ya aprenderse sino en el pensamiento queda empero, el hecho irrecusable, de que al final, después de la demostración, son las mismas hipótesis o premisas las que pasan hacer principios, y por mas que estos sean formalmente del orden inteligible.
Manifestase aquí como en uno de sus lugares principales, el alto aprecio en que Platón tuvo siempre a las matemáticas y a la razón de la que el pórtico de la academia, según reza la leyenda, estuviera grabada esta inscripción “ no entre
aquí nadie que no sepa geometría “ se non e vero , e ven trovato…. “ al contrario de las ciencias naturales que son meramente descriptivas o que en todo caso no llegan mas allá de comprobar la regularidad de los fenómenos, las matemáticas por el contrario nos introducen directamente en el reino de lo inteligible, nos familiariza con el, y constituyen por ello la mejor propedéutica filosófica, el conocimiento matemático no es de acuerdo con este modo de pensar una opinión, sino que es con todo rigor conocimiento científico , su objetivo sin embargo , los objetos matemáticos, por no poderse desprender del todo de la representación sensible, no son aun ideas puras sino que constituyen apenas la sección inferior del dominio del pensamiento puro .
Es apenas en la ultima sección, aunque partiendo siempre de hipótesis, puede liberase de ellas por completo, pues se sirve de ellas como trampolines para lanzarse de ellas de una idea a otra asta el principio universal, y a anhipotetico3 ; otro tanto pari passi, en la marcha inversa es decir descenderte del supremo principio de sus conclusiones, las cuales estarán así fundadas, esta vez, no en observaciones empíricas sino en conexiones de esencia. Tal vendría hacer y así se cerraría el movimiento circulatorio entre lo sensible y lo inteligible. La imagen. esta ultima no es ya de platón pero la creo justa, del supremo principio, una vez percibido, a lo que es lo mismo de la idea del bien, vendría la sangre nueva que alcanza a purificar hasta los mas humildes datos sensoriales y turbios que antes eran , los dejan limpios y claros, al descender hasta ellos la luz que viene de lo mas alto de la escala,
Antes de explicarlo mas tracemos de nuevo nuestra línea, una vez que conocemos ya el contenido de cada sección en la forma que hace JAMES ADAM en su comentario de la republica : 4
Por mas que lo representemos todo lo gráficamente que podamos, somos conciente de las muchas dificultad de }hermenéuticas, que ofrecen la línea platónica en sus dos ultimas secciones. Vamos haber si podemos aclararlas en parte por lo menos, a la luz de lo que platón denomina las cuatro operaciones del espíritu o estado del alma, y que se corresponden respectivamente por cada una de .
4 como se ve, dejamos con la misma extensión las 4 secciones, y esto por varias razones. La primera, por no ser claro el texto, ya que donde unos leen, otros cambian. Desde la antigüedad, dura la discusión, y no parece por todo .lo que se ve que haya de acabarse pronto. La segunda porque aun leyendo no sabemos, pues Platón no lo dice a que segmentos habrá de dar la mayor longitud y actuales la meno. Por sobre esto también se ha especulado de lo
lindo y ya Plutarco considera la cuestión como una de las típicas para no hablar sino de lo moderno, a LEON ROBIN por ejemplo le parece evidente que toda vez que un solo modelo puede haber infinidad de copias, el segmento tendrá que ser mas largo que el de los vontu. De nuestra parte humildemente, nos permitimos observar que así debe ser, a condición de que todos tengan de algún modo su copia pero no en caso contrario, en la hipótesis, es decir , que todavía fuese mayor el numero de los paradigmas de los imitados y los no imitados, que el de las múltiples imitaciones, de los primeros. Ahora bien ¿quien podrá decidir este punto sobre todo cuando se radican las ideas de Dios, cuya esencia es infinitamente imitable? Poniéndose a robin sostiene adam, por su parte, que no ha de tenerce en cuenta los objetos de cada sección por su posible cantidad sino simplemente una respectiva oscuridad y claridad por ser lo único que PLATON dice ; y que, siendo así , el segmento de lo inteligible, por ser el de mayor claridad, debe ser, consecuentemente, el de mayor extensión. De nuestra parte también, y por mas que esta interpretación parezca apegarse mas al texto nos preguntamos si podrá cuantificarse, así no mas lo que es tan supremamente cualitativo del orden estrictamente antológico. ¡como hablan los eruditos en los silencios de platón en lugar de ahondar en lo que para y todos dicen y que mas importa!
Las cuatro secciones de la línea. Esta, en efecto, representa tanto la escala del ser como la escala del conocimiento, lo que una cosa podrá entenderse por la otra, o en el peor de los casos, integrarse las aporías. Lo mas cierto y lo mas claro, para empezar por esto, es que desde el punto de vista del conocimiento, las dos primeras secciones constituyen el dominio de la opinión, las dos ultimas, a su vez, en el de la ciencia o sea del saber o conocimiento en el sentido mas propio del termino. En términos más modernos, oriundos de la filosofía katiana, podríamos hablar de conocimiento asertórico y conocimiento apodíctico. Platón, sin embargo no se contenta ahora con la acostumbrada caracterización general de uno y otro tipo de conocimiento, sino que a cada una de las cuatro secciones le asigna el suyo, con la siguiente nomenclatura. Al conocimiento correspondiente a la primera sección de lo sensible, a las imágenes, lo llama platón, termino que, falta de otro mejor, traduciremos por conjetura. Su campote aplicación es, en realidad, mucho mas amplio del que platón le asigna en estos lugares, al hablar de sombras o reflejos, pues se extiende en general a todo aquello de que tenemos un conocimiento incierto, dubitativo, o simplemente de segunda mano o por reflexión de la realidad verdadera. Conjetura, y no otra cosa, es para platón por ejemplo, la pretendida ciencia del jurista practico, pero esto nada mas, que litiga en los tribunales sobre las sombras de lo justo o sobre las imágenes proyectadas
por estas sombra, y que, por no haber contemplado nunca lo justo en si, toma por esto mismo lo que no es sino sombra: la ley positiva, o peor aun, el caso particular, que no es sino imagen o sombra de sombras. Todo esto lo dice platón muy poco después, al pasar de la línea a la caverna; y como este mito es, según su propia declaración, una imagen de la condición humana en general, y como los cautivos del antro no contemplan sino sombras que toman por realidades, resulta, en conclusión, que el conocimiento umbrátil, la “conjetura”, es el estado general de la masa humana.
El segundo estado, termino que suele traducirse ya por “creencia” o “fe”, y es lo mas aceptado, o ya también por “convicción”. Cualquiera que sea su tradición, es, en todo caso, la percepción inmediata de la realidad visible y concreta. No le niega Platón la eficacia o veracidad que pueda tener, como que resulta de la presencia “en persona”del objeto de conocimiento, y nada esta tan lejos de su filosofía como el berkeleyano esse est percipi. No obstante, pertenece aun la “opinión” este tipo de saber, toda vez que, por estar esa clase de objetos sometidos en todo al devenir, de nada podemos predicar nada con certeza mientras no percibamos, ya no con los sentidos si no con la mente, la formas inteligible, única que puede introducir cierta firmeza en el mundo del devenir y fundar un saber mas genuino.
Pasando al segmento de lo inteligible, tenemos para los objetos de su primera sección, la inferior, cuya traducción más fiel nos parece ser la de “conocimiento discursivo”. No se trata, en efecto, de la intuición intelectual inmediata: si no del proceso gnoseológico que va “a través” de sucesivas demostraciones.7
A propósito se nos plantea igualmente el problema muy interesante de saber cual pueda ser, en la concepción platónica, el campo su aplicación. Platón no habla, como hemos visto, sino de entidades matemáticas, y expresamente menciona solamente la geometría y la aritmética; pero la mayoría de los interpretes son de opinión que al lado de ellas habría que poner también a las otras ciencias en que interviene el dibujo o simplemente el calculo, como lo serian, limitándonos a las ciencias conocidas en la época de Platón, la música, la astronomía y la estereometría. En opinión de otros, sin embargo, Nettleship a la cabeza,8 seria el hábito mental del hombre de ciencia, con la generalidad y del modo que hoy
7 sin desconocer, claro esta, que puede también significarse hasta las más altas operaciones del espíritu, como lo hace, por ejemplo, Aristóteles, al llamar a todas las virtudes intelectuales en general
8 Nettleship, lectures on Plato’s Republic, cap. XI: “ The four stages of intellingence”
Lo entendemos. En ciencia, en efecto, y no solo en las matemáticas, tenemos que elevarnos sobre los datos sensibles para alcanzar de algún modo una conexión inteligible, como lo son las leyes científicas modernas que desplazaron a las formas sustanciales de la antigua ciencia
En apoyo de estas extensión de la slavola a todo el campo de la ciencia, estaría la circunstanciamos mal, lo mas significase aplica, cuanto el hecho de servirse uno de hipótesis que mientras nos mantengamos en esta fase del conocimiento, nunca pueden superarse del todo; y es este el momento de hacer ver la profunda diferencia que hay entre la hipótesis planctónica y la que, con el mismo nombre, es uno de los instrumentos habituales de la ciencia moderna. Para nosotros, en efecto la hipótesis es un simple método de trabajo, y consiste en aceptar, a titulo provisional, esta o aquella teoría que pueda ayudarnos en la organización de los datos fenoménicos, pero que desde el principio estamos dispuestos a abandonar si los hechos no concuerdan con ella. Para platón, en cambio, y también para Aristóteles, la no es ninguna verdad provisional, sino la verdad ultima que por el momento ha podido alcanzar la ciencia en cuestión; y no solo ultima en cuanto a que no requiere ulterior verificación, sino también, y es esto por ventura lo mas importante, aunque siempre dentro de los limites de la expectativa ciencia.ni el matemático, en efecto, se pregunta por la justificación ontologica del numero, ni el geometría por la del espacio, ni el físico por la de la materia y el movimiento, ni el biólogo por la de la vida, etcétera, sino que basta con la noción que de cada una de estas cosas han podido formarse para el desarrollo de la ciencia que cultivan para este fin, desde luego, no hay que buscar mas, pero si cuando se quiere tener una visión general del universo.
Dentro de la cual deben articularse entre si las partes del todo, con las relaciones de subordinación y preeminencia entre los distintos aspectos con que se nos muestra el ser en general solo entonces se habrán superado las hipótesis, y solo de este modo tendremos un conocimiento acabado, y no únicamente del todo, sino de cada una de sus partes, al ubicarlas en su dependencia con respecto al supremo principio incondicional: Esta es, en suma, la diferencia radical del conocimiento dianoetico, medianero entre el conocimiento meramente empírico, correspondiente al segmento de lo visible, y el conocimiento noetico de lo inteligible superior, que seria, a su vez, el conocimiento filosófico. Por esto, según creemos, ha podido equiparse al primero con la ciencia en general, medianera entre el empirismo puro y la filosofía. A esta ultima llegamos, en el tipo supremo
de conocimiento: como dice platón, o intelección, como podríamos traducir nosotros, pero a sabiendas de que se trata ya no del discurso, sino de la intuición intelectual inmediata. en el fondo, y aunque con otros presupuestos metafísicos, es la de la fenomenología husserliana ahora si tenemos no solo el conocimiento adecuado de lo particular, en cuanto manifestación de la forma inteligible, sino la visión del todo, concebido como un sistema de formas. Ideas en conexión y subordinación. Gobernado todo por el bien, que es el supremo principio anhipoetico. Hasta hoy, es la idea que todavía nos hacemos de la filosofía como saber de totalidad y de coordinación universal; y aquí esta precisamente, en los textos que estamos considerando, la primera reflexión, pero no por esto menos madura, sobre la esencia y programa de la filosofía. Por algo dice platón, en un lugar posterior de la REPUBLICA, que la prueba decisiva para comprobar si alguien tiene ver si es o no un natural dialéctico, es decir filosófico, es la de ver si es no un hombre que lo ve todo y a la vez, con mirada sinóptica, y que es capaz, por ello mismo, de percibir las relaciones de parentesco que hay entre las, ciencias, y sobre esto aun, la naturaleza del ser.
Una vez que lo tenemos así todo: objetos y fases del conocimiento, tracemos por ultima vez la línea, en su posición mejor, que es de vertical, y con todo lo que consigo representa, en el esquema de Pierre-Maxime Schuhl, con ciertos cambios de terminología, 13 del modo siguiente.
De tal manera. En suma, podemos representarnos, con Platón, la refracción de las ideas, entre ellas mismas y en el mundo sensible, y el ascenso del alma desde la penumbra de lo visible hasta la idea suprema. Para un ideólogo puro pudiera bastar con esto, pero no para platón, que nos dice todo esto dentro del contexto de un programa educativo, de acción por lo tanto, en el Estado de aquí nos propone. Por esto hace seguir, a la línea, La caverna, al presentarnos, en una soberbia alegoría, la ascensión de la línea ya no en esquemas deshumanizados, si no en su condición existencial: esta otra anabasis más heroica todavía que aquella registrada con este nombre en la historia; esta subida asperrima del alma al cielo de lo inteligible. Podríamos, ciertamente, dejar su exposición y comentario para cuando tratemos el tema de la educación; pero preferimos hacerlo luego, como lo hacen los otros autores que se ocupan exclusivamente de la teoría de las ideas, por ser, digámoslo de nuevo, algo así como la corporeidad o la coloración existencial de la línea.
La caverna
Antes de añadir una voz más, y bien humilde por cierto, al infinito coro exegético del celebre pasaje, bueno será dejar primero la palabra a Platón, quien por boca de Sócrates, nos describe a la escena de la siguiente manera:
13’ l’oeuvre de Platon, p. 79
Represéntate ahora nuestra naturaleza, bajo el aspecto de la cultura o de la incultura, comparándola con la siguiente situación. Figurate unos hombres en una especie de cavernosa vivienda subterránea, cuta entrada, abierta ampliamente hacia la luz, se extienden a todo lo ancho de la cueva. En ella están aquellos desde niños, con las piernas y el cuello a todos, de suerte que han de permanecer en el mismo sitio y ver tan solo aquello que tienen adelante, imposibilitados como están por las ligaduras de mover entorno a la cabeza. Detrás de ellos, la luz de un fuego que arde en lo alto y a lo lejos, y entre el fuego y los cautivos, un camino elevado. A lo largo de este camino imaginate levantada una tapia, algo así como las mamparas que ponen los titiriteros entre ellos y el publico y por encima de las cuales exhiben sus maravillas ….. mira luego, a lo largo de esta tapia, unos hombres que transportan utensilios de toda especie, los cuales sobresalen de la tapia, y figuras de hombres y animales trabajadas en piedras y en madera y en toda clase de formas; y de estos cargadores que desfilan habrá, como es natural unos hablando y otros callados.
Por lo pronto no necesitamos transcribir mas, pero si nos ayudara, para que nuestra composición del lugar sea lo mas clara posible, copiar, aquí también, el diagrama de Adam.
Y ahora, antes de pasar al simbolismo de la alegoría, digamos unas palabras para aclarar lo que aun pudiera haber quedado oscuro en la representación puramente física del antro.
Con nada puede mejor compararse la caverna platónica (ha sido un símil a menudo empleado) que con una sala de cinematógrafo, rectangular, subterránea y en declive, en la que los espectadores, como ocurre en estos espectáculos, están sentados de espaldas a la entrada y de cara a la pared del fondo, hay, claro, varias diferencias, aparte de la posición forzada en que están aquí los espectadores cautivos. Una de ellas podría ser la de que en esta caverna no hay puerta de entrada, si no que esta se encuentra bien abierta hacia la luz del día; pero como para llegar a ella hay que recorrer un camino elevado, por ser el antro largo y en declive, es como si no existiera para los cautivos la luz natural, y ahí la necesidad de poner un fuego en la rampa que se extiende a todo lo largo de la cueva, como medio de proyección de las imágenes. Estas, además, y seria la otra
diferencia, no son proyectadas por otras imágenes, como las de la película en la pantalla del cine, sino por objetos reales, que son tanto los hombres que desfilan por detrás de la tapia, pero emergiendo de esta por su mayor estatura, como sobre todo, los objetos artificiales que llevan sobre sus hombros al modo que los titiriteros lo hacen con sus marionetas, espectáculo que ya era bien conocidos en el Atenas de aquel tiempo. Más que con nuestro cien actual, por tanto, seria más propio comparar esta caverna con los espectáculos que hay en algunos países, y que se conocen con el nombre de linterna mágica o sombras chinescas: siluetas negras proyectadas en una pantalla transparente por actores vivientes que danzan o se agitan de cualquier modo. Por ultimo, tengamos presente el importante detalle de que la pared-pantalla del fondo tiene eco, y por esto, para los cautivos, parecen venir de ella las palabras que pronuncian los hombres que pasan por la tapia. Con razón se ha dicho que un Platón de nuestro siglo hubiera supuesto un micrófono a través del cual hablarían los viandantes de la tapia, y un altavoz en la pared, con lo que seria completa la ilusión auditiva de los forzados.
A falta de estos instrumentos o dispositivos, que no conocía, Platón ha debido introducir el eco en su acústica de la caverna por la misma razón que pone el fuego en su visualidad, es decir, para dejar bien claro que todas las sensaciones de que son capaces los cautivos, son en cierto modo sensaciones indirectas o de segunda mano , no por el medio natural de la luz del sol o de la voz humana, si no por algo que es apenas su imagen o remedio, como los son, respectivamente, el fuego y el eco. Lo que quiere, en otras palabras, y esto lo entenderemos mejor cuando entremos en el simbolismo de la alegoría, es darnos la impresión de que las sombras que los prisioneros ven en la pared son sombras de sombras, ya que en cierto sentido podemos decir que el fuego es sombra de la luz, y el eco, por su parte, sombra de la voz. Es así como se nos hace del todo patente lo miserable de su condición, la visión de los presos, inclusive por parte del medio, al restringirla al absoluto mínimo de realidad.
A igual designio conspira, a nuestro parecer, la otra pieza en la composición de la caverna, que es la tapia (o el tabique si queremos), y que es lago tan fundamentalmente constructivo como todo el resto, porque no hay aquí contra lo que a primera vista pudiera parecer, nada que sea inútil y que pueda dejarse de lado como algo meramente ornamental o decorativo. Si faltara la tapia, desfilarían, por detrás de los presos, hombres o animales – para el caso es lo mismo- reales y verdaderos, y verían aquellos, por tanto, siempre sombras, pero de objetos reales.
Con la tapia, en cambio, detrás de ella , pueden ocultarse los hombres que desfilan, y no dejar ver, por delante de ella, del lado de los presos, sino los objetos artificiales que llevan consigo, y que parecen moverse con sus cargadores, como
las marionetas del titiritero: algo así como el retablo de maravillas de maese Pedro, pero permaneciendo este invisible. No tiene mayor importancia, y no debiera este punto fatigar tanto a los intérpretes, el que ocasionalmente pueda reflejarse en la pared la cabeza, o aun la parte superior del cuerpo, de los personajes del desfile. Lo cierto es, y los textos son bien explícitos a este respecto, que los presos no tienen, como espectáculo habitual, sino las sombras de objetos fabricados, y es correcta, por tanto, la interpretación de Adam, 15 al decir que, con la sola excepción de los prisioneros mismos, todos los originales de la caverna, productos de técnica y no de la naturaleza.
Con todo esto, podemos ya entender perfectamente la conciencia que de si mismos y de todo cuanto les rodea y que no ven, tienen estos forzados, por lo único que ven. Cada uno de ellos podrá tener, con respecto a si mismo, el sentimiento de su
15 The Republico of Plato, ad locum

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